Cada uno de nosotros contamos con diversos recursos conscientes o inconscientes para planificar, gestionar y evaluar nuestro desarrollo y aprendizajes en las situaciones de la vida. En base a estos recursos reaccionamos en la vida.
Nuestros recursos cognitivos se acrecientan con el alcance del lenguaje. El lenguaje nos aporta materiales para percibir el mundo y el entorno. Cada palabra y cada pensamiento crean las experiencias de nuestra vida.
La distinción tolerancia / aceptación son parte de este lenguaje.
La Real Academia Española nos dice que la tolerancia es el "respeto a las ideas, creencias o prácticas de los demás cuando son diferentes o contrarias a las propias”. Esto es en el lenguaje de diccionario, pero nosotros trabajaremos sobre el lenguaje “sentido”, el valor que cada persona otorga a las palabras que utiliza. Los aspectos psicológicos que subyacen en el uso de la palabra.
Existen terapias específicas como el coaching ontológico o la psicología que trabaja directamente sobre nuestros esquemas de pensamiento enseñándonos a modificarlos, nutrirlos e incorporar nuevos hábitos de formas de pensar y de interpretar las emociones, pensamientos o hechos que vivimos. Este trabajo eleva nuestra calidad de vida.
Las distinciones es una de las formas con las que se trabaja en este campo a través de las sesiones donde, principalmente, escuchamos el lenguaje que trae el cliente. Es allí donde se instaura la tolerancia o la aceptación como palabras que manifiestan una forma de posicionarse ante un hecho de la vida.
Tolerancia se comprende como igualdad pero la tolerancia posee un núcleo de cierta resistencia o agresividad. La tolerancia es como una convivencia con reparos y condiciones.
Hay, en realidad una desigualdad de dos posiciones donde la persona que tolera se coloca por encima de las personas a la que designa que tienen condiciones para ser tolerados. Esto se aplica a personas, o situaciones que trae el cliente a la consulta.
Así la tolerancia se aleja del concepto de amor. Manifiesta una falta de apertura para legitimar la realidad que se vive.
Ej: Tolero que mi hijo deje de estudiar, tolero que mi madre se sacrifique en esto porque ella es así, Tolero que mi pareja llegue tarde a casa porque su trabajo la demanda mucho, etc.
Este tipo de tolerancia es como caminar en la vida con piedras en los zapatos.
Esta todo bien porque avanzamos pero algo está molestando… me estoy callando algo.
Se dice que aquello a lo que te resistes, persiste. Y cuando no legitimamos en nosotros, nos damos permiso y reconocemos que no estamos tan bien, más adelante en el camino comenzamos a sangrar.
Cuando toleramos estamos encerrando un juicio de valor, a veces oculto hasta para nosotros mismos y que en la sesiones de terapia psicológica o en procesos de coaching se logra sacar a la luz.
Cuando nuestro cliente utiliza la palabra o el verbo tolerar aplicado a personas o situaciones, los terapeutas ya comprendemos que allí hay un “permiso” que implícitamente el cliente está dando para que algo acontezca pero que no aprueba sino que está enjuiciando en su interior. Generalmente el expresar la verdad se cree que acarreara más costes que beneficios en la relación. Pero lo único que sucede es que esa toxicidad se desplaza en el tiempo y un día la burbuja se rompe.
Norberto Ciciaro Villalba (Derechos Reservados)