Lo aprendí en Santiago de Compostela11-01-2023
Generalmente cuando vamos de vacaciones disfrutamos de momentos maravillosos y de lugares mágicos. Nos gusta tanto lo que vivimos, que sacamos unas fotos para que, además de que quede grabado en nuestros corazones, podamos colgarlo en una pared, en las redes sociales o tenerlo impreso en un álbum de fotos para seguir recordándolo a través de los años.
Entonces luego de unos años, vemos las imágenes y decimos... "Nosotros nos fuimos a "Santiago de Compostela"" ... y mostramos las hermosas fotos que registramos.
En ese proceso, elegimos qué ver, qué grabamos en nuestro corazón y qué dejamos registrado para seguir disfrutándolo con el tiempo.
Ahora... ¿"Sántiago de Compostela" es eso solo o nuestro "Santiago de Compostela" es una selección de lo que quisimos ver?
Mientras viajábamos a una excursión eche algunas fotos con el movíl a los paisajes e iglesias. De repente pasamos por un lugar no muy agradable y me dije: ¿Porque no echo fotos a esto, si esto también es Santiago de Compostela ?...
Esta "capacidad" que tenemos en las vacaciones de mirar solo lo bueno, de grabarlo en nuestros corazones y de registrarlo para que esté presente con el paso del tiempo, también podemos usarla con nuestra familia, con los hijos, los padres, la pareja, los hermanos o hermanas, cuñados, etc.
No se trata de ¿"CÓMO ES SANTIAGO DE COMPOSTELA"? sino de lo que YO ELIJO ver y registrar y de lo que ELIJO NO VER, NO REGISTRAR y OLVIDAR.
¿Podemos hacer lo mismo que hacemos en las vacaciones con ______? (poned el nombre de la persona que quieran).
¿Podemos ver lo lindo, lo bueno, registrarlo y olvidar lo feo? Esa capacidad la tenemos.
¿Que pasaría si mi álbum de fotos de las vacaciones fuera de todo lo feo de las vacaciones?
De los barrios carenciados, de los colchones hundidos de la gente que vive en la calle, de la comida fría, de la mujer mayor que me pide calderilla para comer y que tiene miedo de no encontrarla en los contenedores, etc, etc, etc?"
Todo eso es Santiago de Compostela y no por ello deja de ser maravilloso y real.
PABLO DANIEL CICIARO