He estado investigando y reflexionando y he llegado a una serie de indicios que nos indican que hemos comenzado a recorrer el camino para lograr este cometido:
4. CONVERTIRSE EN BUSCADOR DE APRENDIZAJE
En estas circunstancias, nos interesa aprender cómo hacer ese cambio y buscamos información, bibliografía, charlas, cursos, talleres y el asesoramiento de profesionales y expertos. Nos abrimos a ese cambio y esa nueva comprensión y nos transformamos en esponjas de conocimiento.
Llegado este punto hemos iniciado el viaje sin darnos cuenta en qué momento empezó. Podemos sentirnos un poco perdidos y desorientados, porque cuando uno no sabe sobre algo, le resulta muy difícil discernir si lo que se encuentra es correcto, si le servirá o si le encaja. Surgen las inseguridades porque tememos ser engañados (con los sentimientos que esto acarrea) y/o equivocarnos. Nos sentimos vulnerables y puede que hasta un poco solos.
Lo bueno es que, aunque nos equivoquemos y nos desviemos del camino, en realidad todo lo que nos pasa forma parte del aprendizaje. A veces (aunque nos duela) necesitamos chocar contra una pared, para aprender a discernir por donde queremos caminar. Y, así como hay personas y situaciones que nos pueden hacer perdernos, también hay muchas que serán luces y apoyos en el camino y que nos harán darnos cuenta de que no estamos solos. Aunque seamos nosotros mismos los que debemos dar nuestros propios pasos, eso no significa que no podamos ir de la mano, o caminar al lado de otras personas cuyas sendas se unen con las nuestras. Parte de lo hermoso del camino de la consciencia es que cada vez se hace más palpable y real que NUNCA ESTAMOS SOLOS.