He estado investigando y reflexionando y he llegado a una serie de indicios que nos indican que hemos comenzado a recorrer el camino para lograr este cometido:
1. VOLUNTAD Y MOTIVACIÓN
Lo primero es querer. Nadie puede cambiar a nadie y nadie puede cambiar por ni para nadie, si no es para uno. El deseo, el interés, la motivación y la apertura para generar un cambio deben surgir desde el fondo de uno mismo. Debe haber un sentir profundo que nos mueva a ello, sino nos sentiremos obligados, frustrados, infelices y los cambios, o no se producirán, o durarán muy poco (como le pasa a la mayoría de la gente con las dietas o con el dejar de fumar).
En general, la gente suele cambiar por uno de estos dos motivos: Porque están muy mal donde están (momento, situación) (o sea, que la motivación viene más motiva desde “fuera”) o porque creen que van a estar mucho mejor donde estarán (desde “dentro”).
Este punto invita a la reflexión: Si estás bien dónde y cómo estás, puede que sea momento de disfrutar de la cresta de la ola y surfear en lugar de forzarte a cambiar. Pero si hay algo en tu interior que vibra y te anima a avanzar en el camino, ¡bienvenidxs a la aventura!