El Reiki aprovecha a la enfermedad y el dolor como una oportunidad para contactar y liberar aquellas emociones, sentimientos y actitudes reprimidos o disimulados como la ira, el dolor, la tristeza o la alegría, que son las raíces profundas de la enfermedad. Cuando se bloquea la libre expresión de lo que somos, ocurre lo que se denomina un bloqueo energético, el cual, además de las emociones no liberadas, también es ocasionado por la falta de satisfacción de las necesidades vitales como el alimento, el afecto, la seguridad. Cuando el individuo se siente amenazado, con miedo, ofendido, tenso, etc., el libre flujo de energía vital se comprime y se estanca. Estas sensaciones de frecuencias negativas son, en su mayor parte, la consecuencia de que necesidades primarias, como el ser amados incondicionalmente, no son o fueron satisfechas. En los primeros años de crecimiento el niño tiene la imprescindible necesidad de ser amado, necesitado y sentirse conectado a una comunidad. Dependemos del contacto físico de una forma vital, necesitamos ser acariciados con suavidad, respeto y consideración, necesitamos sentirnos protegidos y ser atendidos, valorados y alimentados. Cuando no se cumplen estas necesidades, la unidad entre cuerpo, mente y espíritu se perturba y ocurre un desequilibrio que más tarde, y si se persiste, degenera en enfermedad.
Todo lo que vivimos lo guarda el almacén de nuestro cuerpo, ya sean las toxinas o carencias nutricionales debido a una alimentación errónea, así como las actitudes mentales y las emociones inexpresadas. Si alguien, por ejemplo, no libera el enojo sentido por haber perdido algo importante, el libre flujo de energía vital se estanca y nos sentimos tensos, malhumorados, distantes. Si no hacemos algo para entrar en contacto y comprender lo que reprimimos, podemos llegar a creer que el ser así es nuestra personalidad. Lo mismo sucede cuando experimentamos un dolor de estómago y tratamos de quitar el dolor sin prestar atención a la causa que lo provoca. Si bien un dolor de estómago podría indicarnos a nivel corporal que la cafeína o la cantidad de comida que estamos consumiendo es excesiva para la capacidad que tiene el hígado de eliminar residuos tóxicos, también nos habla de una causa un poco más profunda, como el que existe una situación incómoda con la cual nos sentimos amenazados o no digerimos y que, por consiguiente, provoca nuestro consumo excesivo de comida o cafeína o nuestro desgano y falta de apetito.
JUAN DOMINGO ACOSTA
MAESTRO DE REIKI USUI TIBETANO