Cada una de nosotros tenemos nuestras propias estrategias metacognitivas, esto es, los diversos recursos de que nos servimos los seres humanos para planificar, gestionar y evaluar nuestro desarrollo y aprendizajes en las situaciones de la vida.
La autoformación comienza cuando tomamos conciencia de estos recursos, de que contamos con estos recursos, y los ejecutamos a voluntad. Esto es, los instrumentamos en nuestro beneficio.
Si queremos cambiar nuestras vidas hemos de reeducar nuestro pensamiento y hablar con patrones positivos.
Integrar las distinciones es una forma de decir a tu mente subconsciente: “Me estoy responsabilizando. Soy consciente de que hay algo que puedo hacer para cambiar”. Es el momento en que nos hacemos responsables de nuestra propia educación.
Existen terapias específicas como el coaching o la psicología que trabaja directamente sobre nuestros esquemas meta cognitivos enseñándonos a modificarlos, nutrirlos e incorporar nuevos hábitos de formas de pensar y de interpretar las emociones, pensamientos o hechos que vivimos.
Las distinciones es una de las formas con las que se trabaja en este campo. Los terapeutas no trabajamos sobre lo que piensa nuestro cliente (aunque así parezca a veces) sino en el cómo es que piensa, cuál es la estructura que sostiene su manera única de pensar y los pensamientos en sí. El objetivo es que sea el cliente quien gestione esa estructura para potenciar y mejorar su experiencia ontológica de la vida. Una estructura que nos lleve a pensamientos o emociones que sean facilitadores dentro de nuestra vida. De alguna forma esto es una capacidad de orientar nuestra búsqueda y de encontrar recursos y respuestas adecuadas por nuestros propios medios. Recursos de adaptación a las situaciones que cambian constantemente en nuestra vida cotidiana y de nuestro mundo interno que también es cambiante, manteniéndonos constantes en las fluctuaciones de lo externo o de lo interno. Cada palabra y cada pensamiento crean las experiencias de tu vida.
Para introducirnos en las distensiones hagamos un proceso de observación interna.
Ante una situación equis los seres humanos tenemos dos caminos: la distinción ocupamos o preocuparnos. Todos comprendemos que nuestras reacciones ante esa situación x provienen de pensamientos o de emociones que crea en nosotros esta situación y esas reacciones serán las que marcan nuestro presente y construyen nuestro futuro.
Pero que ante esa situación equis se activen tales pensamientos o tales emociones, no es fortuito. Tales pensamiento o emociones que nos llevan a ocuparnos o preocuparnos son detonadas por un sistema comprensión y percepción propias y nuestras que se han construido a través de los años y está por debajo y sustentando, esas emociones y pensamientos.
Por lo cual en el desarrollo personal es muy importante comprender este mecanismo, casi inconsciente, que actúa en automático dentro nosotros. Este sistema no es propiamente inconsciente sino que, en el momento de actuar, está fuera de nuestra consciencia. Es justamente en el trabajo terapéutico donde podemos hacer consciente estas inconsciencias y tomar la gestión de las mismas. No ser gestionados automáticamente por ellas sino gestionar nosotros este sistema y sus derivados.