La necesidad nos moviliza hacia planes de acción orientados a conseguir las cosas imprescindibles para vivir física y emocionalmente. Las necesidades forman parte de la naturaleza humana.
Los deseos nos movilizan hacia planes de acción orientados a conseguir las cosas que queremos tener con el objetivo de sentirnos mejor. No forman parte de la naturaleza humana al haberle agregado un valor subjetivo.
Si os resuena como similar no os dejéis llevar por las apariencias.
Una distinción básica es: aquello que deseamos no es imprescindible para vivir. Aquello que necesitamos, se nos va la vida en ello.
Si nos resuena similares recordad que dependerá de valores y categorías que nosotros le damos a las cosas.
Hay personas que desean una pareja, que la necesitan y consideran que esto es imprescindible para vivir, pero la realidad es que se puede vivir sin pareja.
Lo mismo con el coche, un nuevo trabajo, una familia diferente etc
Otro ejemplo se da con la compra de un abrigo: Podemos comprarlo por la necesidad de no pasar frio o el deseo de un reconocimiento social a través de una marca, un color determinado, etc
Para lo primero, cualquier abrigo es adecuado. Para lo segundo donde hay un valor y una categoría que se suma a la elección, cualquier abrigo no nos sirve.
Cada persona da un valor a lo que desea y eso influye en si le es más fácil o menos fácil conseguirlo. Este valor que añadimos es cuestionable.
Conseguir un deseo no puede traer más bienestar de vida conforme a la importancia que le damos para nuestro bienestar, pero son las necesidades las que nos traen el simple bienestar de estar vivos NO SON CUESTIONABLES.
En el deseo entran en funcionamiento sistemas de valoración culturales, de marketing, económicos y muchos más.
Por ejemplo: la base del marketing es coger una necesidad y convertirla en deseo hacia un producto determinado a través de miles de técnicas aplicadas que influyen en nuestras decisiones.
Pero no solo esto influye sino las disposiciones personales (los recursos o carencias internos de cada persona), la educación familiar, los sistemas educativos, las creencias personales, las valoraciones personales, etc
Gran inconveniente encontramos aquí si ese deseo lo convertimos en necesidad. Cabe la posibilidad de llegar a lugares que no necesitábamos ir.
Una frase que a mí me gusta mucho es: el que no sabe lo que quiere llega donde no quiere
Abraham Maslow ha sido un psicólogo estadounidense conocido como uno de los fundadores de la psicología humanista nos habla de las necesidades del ser humano.
Las ha clasificado en su conocida pirámide de Maslow colocando en la base las necesidades fisiológicas, seguidas de seguridad, sociales, de estima – reconocimiento y, finalmente en el vértice superior de la pirámide, la autorrealización.
Trabajar en nosotros la distinción DESEO – NECESIDAD solo puede llevarnos a ejercer nuestra voluntad de forma mas libre, conociendo estos valores añadidos a nuestras necesidades y evaluar con plena consciencia: ¿Qué necesito? ¿Qué deseo?
Herramientas como preguntarnos: ¿me gusta pensar así? ¿Necesito liberarme de esta forma de interpretar? ¿Del beneficio secundario que me trae este pensamiento o comportamiento? ¿Estoy dispuesto a afrontar el coste que despegarme de un beneficio? ¿De qué forma construyo una planificación para llevar a cabo estos cambios que deseamos realizar? Como verán, la dirección de este tipo de preguntas analizadas en un proceso de coaching ontológico, solo puede derivar en buscar y encontrar nuestro propio poder.
Existen diferentes formas de vivir una situación y de poder integrarla en nuestro ser.
El coching ontológico apunta aprender a nombrar las realidades desde una nueva manera, encontrar nuevos recursos para que podamos decidir quién queremos ser y a dónde queremos llegar. De esta forma construimos nuestra propia definición de una vida feliz.
Las distinciones son una posibilidad de cambiar, una posibilidad de acción diferentes.