Asociación Buscadores de Plenitud

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Asociación Buscadores de Plenitud CRÓNICA DE UN VIAJE A LOURDES EN 18 APARICIONES. 10ma Aparición
Como he dicho en otra entrada, el Santuario tiene muchas capillas donde se realizan oficios y servicios varios para los peregrinos. Pero hay una que me sobrecogió de forma especial: la Basílica de san Pio X.
Me había dedicado a recorrer el lugar más cercano a la gruta y un día, antes de girar para allí, pues me fui para el otro lado. Antes de viajar no leí nada sobre el santuario porque deseaba que me sorprendiera, dejarme guiar. No es mi deseo, cuando visito un lugar, conocerlo “todo” sino conocer lo que deba conocer dejándome llevar, así que no sabía qué me iba a encontrar. Pues caminando me encuentro con una entrada parecido a un parking con una pequeña construcción encima y con un letrero que rezaba “Basílica San Pio X”.
Baje la rampa de entrada y de pronto me encuentro con una construcción inmensa y subterránea. Mi cámara fotográfica no llego a captar su inmensidad. Simple, sencilla, repleta de bancos para albergar a miles de personas y con un altar muy bonito en su centro.
Luego me enteré, pero me imaginé en ese instante, que puede albergar hasta 25.000 personas. Construida simplemente en cemento con innumerables pilares que sobrecogen.
Pero otra sorpresa me esperaba.
Del techo, y entre pilar y pilar, pendían imágenes en ambos lados de diferentes santos, beatos y bienaventurados. Recorrí todas de uno en uno. Me encontré con las imágenes de amigos, conocidos y allegados: Juan Pablo II, Charles de Foucauld, Francisco de asís, Teresita de Lisieux, Padre Pio, Hildegarda de Bingen, Bernardo de Claraval, Juan Maria vianney, Benito de Nursia, Bonifacio, Catalina de Siena, Abraham, Francisco y Jacinta Marto, Rosa de Lima, Benedicta de la Cruz, Maximiliano Kolbe, etc. Estaban allí recibiéndome. No podía estar más que feliz en tan grata compañía y presencia en ese lugar. Toda mi vida espiritual se presentó ante mí. Todo el camino recorrido junto a ellos: Sus regalos, enseñanzas, los consuelos alcanzados por sus mediaciones, los lugares sagrados que me mostraron en mi interior y fuera, etc.
Fue como abrir mi Facebook Espiritual. Estaban aquellos a los que les escribo asiduamente, a los que sigo, aquellos a los que les doy un "me gusta" a sus publicaciones o dejo algún comentario y los que simplemente están… porque me han solicitado amistad o simplemente los he agregado.
Me detuve a dejar un mensaje y una lágrima a cada uno, saludarlos, darles las gracias. Una fiesta donde solo eche en falta unos “vinos “y que no nos pudiéramos reunir en una comunión (no era horario de misa) junto a nuestro mayor Amigo en común y Señor: Jesús de Nazareth.


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