Asociación Buscadores de Plenitud

Vivir es un compromiso de nosotros mismos



Asociación Buscadores de Plenitud La Tierra es el planeta de los miedos.
Es una de las emociones más presentes en los seres humanos de las últimas generaciones  en la toma de decisiones cotidianas.

Para comenzar el trabajo de hoy No confundamos el miedo a ser diferente con el miedo a lo diferente.

El síntoma del miedo a lo diferente se manifiesta en el pre-juicio y  queda en evidencia cuando se relaciona con grupos específicos por la raza, orientación sexual, países de origen, etc. A pesar de ello, En realidad es un miedo que abarca áreas más extensas.

Hoy trabajamos el miedo a ser diferente, que posee otras bases.

Pero antes quiero que hablemos de la emoción miedo:

Las emociones, entre ellas el miedo,  son nuestras respuestas vitales  ante situaciones del mundo exterior e interior y se presentan en nosotros para darnos una información importantísima para nuestro desarrollo. Cada una trae una información específica. En el base del Miedo, en particular, nos dice: Oye, que Crees que ¡NO Puedes MANEJARLO!

En el fondo de cada uno de los miedos está simplemente el miedo a no poder afrontar lo que pueda depararnos la vida. Crees que no puedes afrontarlo.

Porque sucede esto: Aquello que se nos presenta delante lo vemos como algo “Grande”, un obstáculo,  por la razón de comprender que no tenemos en estos momentos todas las herramientas para sortearlo o afrontarlo. Eso nos sucede de niños y está bien que así sea por no tener las herramientas… somos críos. Pero la fuerza de esta emoción es la de llevarnos a afrontar eso “nuevo” que tenemos delante como un reto y aprender en el camino, ya que la experiencia nos produce seguridad y la experiencia nos hace madurar.

Permítanme mostrar esta ilustración del ciclo del miedo para que podamos entender mejor:

En la experiencia humana, los seres humanos hemos creado a través de la cultura una serie de sistemas condicionantes: el sistema cultural, educativo, social y familiar. Son estos condicionamientos a los que nos enfrentamos cuando creamos nuestro propio camino. Son condicionamientos que en etapas tempranas nos permiten comprender las normas para convivir en grupos sociales pero que llevados  a las necesidades personales o a momentos vitales específicos  se convierten en condicionantes no potenciadores para nuestro desarrollo.

Por ejemplo el condicionante: la aventura es peligrosa, el mundo es malo, lo bueno es la seguridad de la casa, trabajo y pareja.

Estos condicionantes se ejecutan en nuestra interpretación y comprensión de la emoción MIEDO:

El miedo es malo o el miedo señala peligro (como si viviéramos en medio de dinosaurios).

Miedo más juicio/interpretación/percepción es igual a Sentimiento generalizado y  esta profundidad es la que nos encontramos para desentrañar desde la psicología o el coaching ontológico, en relación al miedo a ser diferente.

El miedo, como emoción primaria, siempre es positivo porque nos trae una información que nos ayuda. Pero en la edad adulta en un sentimiento que agrupa sensaciones/ percepciones/ comprensiones/frustraciones de diferentes momentos de nuestra vida y que no hemos gestionado de forma potenciadora en su momento.

 El miedo de hoy es muy posible que se nos junte con el miedo de ayer  y termine despertando la sensación de bloqueo.

El síndrome de solomon, así se llama, se caracteriza por el miedo a ser diferente. Es cuando las personas evitamos cualquier característica que nos haga sobresalir de la mayoría dentro de escalas aceptables. O sea, nos damos algunos pequeños permisos, pero no los suficientes, para que podamos seguir perteneciendo a la mayoría. 

En la década del 50 del siglo pasado existió un psicólogo llamado Solomon Asch que trabajo sobre un experimento.

Montserrat Guerra del gabinete de psicología de Santander, Cantabria, nos lo cuenta así:

“En los años 50, al psicólogo Solomon Asch se le ocurrió un experimento. Mostraba a un grupo de estudiantes cuatro líneas y les pedía que dijeran en voz alta cuál de las tres primeras líneas era igual a la cuarta ubicada justo al lado de las mismas. Todos los estudiantes con excepción de uno (a quien le dejaba responder el último para que así se percatara de la opinión de sus compañeros) tenían la instrucción de responder de manera incorrecta a pesar de que la respuesta fuera obvia.

Los resultados mostraron como un 75% de los sujetos experimentales (los que respondían los últimos) se dejaban influir por la respuesta errónea de sus compañeros emitiendo también ellos una respuesta errónea.

  Cuando en una sala privada Solomon preguntaba de nuevo al sujeto experimental, todos conocían la respuesta correcta y manifestaban no haberse atrevido a decirlo porque era diferente a lo que pensaba el grupo, explicando su comportamiento por el miedo a hacer el ridículo o a equivocarse.

Este experimento de psicología social, y otros más en esa línea, muestra como el ser humano está altamente influenciado por la conducta de su propio grupo, por lo que su experimento se recoge por los teóricos del crecimiento personal para poner nombre a un conjunto de conductas derivadas de la imitación o presión del grupo que se agrupan bajo el epígrafe ‘Síndrome de Solomon’”.

¿Te ha pasado de estar seguro/a de algo y cambiar de opinión en la presencia de otro u otros? A veces responsabilizamos de esto a la inseguridad, que lo hay, o dejarse influenciar, pero lo que está debajo es uno de los síntomas del síndrome de solomon. Lo que está debajo es ese miedo patológico a ser un elemento diferente o contradictorio del sistema de referencia haciendo que el sujeto pierda su libertad de decidir para hacer lo mismo que ese grupo (mejor dicho que decida, si pero influenciado por este miedo inconsciente).

Observando el comportamiento animal vemos que muchas veces los animales de una misma manada tienen una misma acción grupal y eso es positivo por ejemplo ante un peligro. Es un elemento positivo de adaptación.

Pero en el caso de los seres humanos, animales supuestamente pensantes y racionales, actuar de esta forma ante situaciones que no lo amerita produce pérdida de seguridad e identidad.  Raíz de innumerables desequilibrios.

La suma de nuestro deseo de agradar con la necesidad de aceptación nos acarrea este tipo de inconvenientes.

Norberto Ciciaro Villalba (Derechos Reservados)


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