Las distinciones están orientadas no tanto en saber qué pensamos si no que trabajan más atrás en el como estamos observando lo que sucede, sea una emoción, un pensamiento o un hecho externo a nosotros. También cómo es que estamos comprendiendo e interpretando esta realidad. Permítanme que se los muestre en un grafico.
Nuestra atención generalmente está dirigida a los contenidos con los cuales se desarrolla nuestro pensamiento y se entretiene con esos contenidos. Es como deleitarse con la decoración de una casa que deseamos o necesitamos comprar. Mientras que a través de las distinciones podemos llevar nuestra atención a los cimientos de la casa, sus cablerio eléctrico, sus tuberías y en todo aquello que una casa hace que sea funcional y habitable cómodamente.
Muchas veces nos encontramos con sensaciones de insatisfacción en nuestra vida creyendo que se debe a la decoración de la misma cuando el reto está en reparar los cimientos sobre los que se arraiga la misma.
Nuestro reto no está en pensar más sino que nuestro reto está en descubrir de qué forma estamos pensando y desde qué lugar estamos haciéndolo. Para poner otra distinción: víctima o protagonista.
Nos decía Oscar Wilde escribiendo sobre las características de uno de sus personajes: en lugar de ser protagonista de su propia historia trata por todos los medios ser el espectador de su propia tragedia.
Aquí podemos ver claramente esta distinción. La experiencia será totalmente diferente y no depende del hecho en sí sino del lugar desde lo mire.
Estos patrones de comportamiento condicionado se han creado en una edad donde se han estado desarrollando vivencias que hemos estado interpretando con las herramientas que teníamos en esos momentos. No es lo mismo visitar roma a los 10 años que a los 40. La interpretación de la experiencia será totalmente diferente. Si no revisionamos esas formas o creencias que sustentan nuestra forma de pensar una experiencia en momentos vitales cuando contamos con mejores herramientas, estamos condenados a automatismos creados por una mente que no sabía lo que estaba sucediendo y comprendió la experiencia de la mejor mañera que pudo pero infantil..
Estos patrones de comportamiento condicionados se crean en el entorno familiar, en el entorno sociocultural, en la educación. A veces estas creencias están pero muy muy ocultas siendo la parte de abajo de un iceberg, en la parte más inconsciente de nuestro sistema operativo. Justamente allí es donde hay creencias por ejemplo: no valgo para nada, no soy lo suficientemente bueno, no puedo. Como he dicho estas creencia se construyen con elementos conforme la madurez que teníamos en ese momento si hemos sido niños. Pero también como adultos se construyen tal vez por haber estado en situaciones que consideramos de peligro o controlados de alguna forma por una emoción como el dolor, el miedo que nos hace crear una combinación de ideas y de creencias a veces muy catastróficas para nuestra vida
Cambiar este sistema, esta forma de observar/ observarnos a nosotros al investigar con respecto a qué creencias hemos estado creando en la vida nos invita también a cambiar nuestra identidad. Por eso es importantísimo el trabajo desde el Coaching Ontológico qué profundiza en esta construcción y facilita el cambio de observación de como yo observo la vida y como me observo para cambiar nuestra forma de ser desde la integración de nuevos valores actualizados al hombre y mujer que somos hoy y conforme a las necesidades presentes. Recordemos que no somos responsables de la programación que hemos recibido en la infancia pero como un adulto somos 100% responsables de corregirlo.
Los beneficios de las distinciones son variados. Nos sirven para aprender a ver las cosas de forma diferente y al cambiar el modo de observar se generan oportunidades.
Los seres humanos conocemos el dolor y las cargas que acarreamos. Son las distinciones las que nos ayudan a traspasar este dolor y pasar a la acción. Tambien ayudan a reflexionar, a eliminar creencias limitantes o etiquetas y crean realidades nuevas a través de un lenguaje más positivo.
Una distinción por ejemplo es la de “reto o problema”: Un hecho interpretado como problema sacara de nosotros herramientas que tal vez no sean las adecuadas para afrontar el hecho. Un hecho afrontado como un reto sacara de nosotros herramientas creativas y nuevas. Herramientas como preguntarnos: ¿me gusta pensar así? ¿Deseo liberarme de esta forma de interpretar? ¿Del beneficio secundario que me trae este pensamiento? ¿Estoy dispuesto a afrontar el coste que despegarme de un beneficio? ¿De qué forma construyo una planificación para llevar a cabo estos cambios que deseamos realizar? Como verán, la dirección de este tipo de preguntas analizadas en un proceso de coaching ontológico, solo puede derivar en buscar y encontrar nuestro propio poder.
Para regresar de forma práctica al tema de las distinciones os invito a realizar un cambio es muy sencillo en nuestro vocabulario. Por ejemplo cambiar la palabra necesito por elijo para expresar aquello que quiero expresar y que me sale inmediatamente la palabra necesito. ¿Como diría lo mismo comenzando la oración con la palabra elijo en este pequeño ejercicio?. Os puede ayudar hacer una lista de 3 cosas.
Este simple ejercicio os ayudara a vivenciar, más allá de la comprensión intelectual, está realidad de lo que es la distinción y cómo nuestro lenguaje nos afecta para que estas distinciones habrán o cierren y posibilidades a otro tipo de experiencia de vida.
Existen diferentes formas de vivir una situación y de poder integrarla en nuestro ser.
El coching ontológico apunta aprender a nombrar las realidades desde una nueva manera, encontrar nuevos recursos para que podamos decidir quién queremos ser y a dónde queremos llegar. De esta forma construimos nuestra propia definición de una vida feliz.
Las distinciones son una posibilidad de cambiar, una posibilidad de acción diferentes.